Proyecto DIY: la magia del decolorante

Vestido original de Asos

Hoy os traigo un DIY un poco accidental y experimental. Uno de esos que es imposible saber cómo va a quedar, porque el resultado varía según el tejido y el tipo de tinte que lleve la prenda. Mi vestido tiene algo de poliéster y de elastán, y por eso el estampado no ha acabado de desaparecer. Lo que ha hecho el decolorante ha sido degradar los diferentes componentes del tinte, pero manteniendo todos los detalles del dibujo. 

El principal motivo por el que quería probar este producto es que sé que muchas de vosotras habéis utilizado lejía alguna vez, o estáis pensando en probarlo. Yo no he tenido muy buenas experiencias, de hecho unos shorts que hice el año pasado acabaron por romperse al cabo de poco tiempo. La mayor ventaja del decolorante es que no tiene cloro y no debilita las fibras: la parte decolorada de mi vestido tiene exactamente la misma textura que la original.

Para seros sincera, en las instrucciones ya pone que las fibras sintéticas no destiñen como las naturales, pero a mi me ha dado igual: las normas a veces están para saltárselas y no me gusta que un folleto de instrucciones me limite. Así que ahí me lancé con el decolorante. Esperaba que el estampado se desvaneciera, para luego poder hacer un tinte dip dye en azul claro. En lugar de eso, el estampado se ha quedado en el sitio pero en color amarillo. 

No obstante, debo decir que la reacción habitual del decolorante es la de devolver el tejido a su color neutro original. Si utilizásemos un vestido de fibras naturales y estampado, casi con total seguridad podríamos conseguir un efecto como el del vestido de MSMG que tanto le gustó a Veva en el post de inspiración. Podéis encontrar decolorante de muchas marcas en cualquier droguería, mercería y algún supermercado.

¿Qué os ha parecido? ¿Habéis hecho alguna vez un DIY con lejía o decolorante? ¿Cuál ha sido vuestra experiencia?